sábado, 2 de marzo de 2013

Para la historia de la masonería venezolana por José Antonio Ferrer Benimelli

Presentación

Tengo el honor de presentar un artículo que marca un hito en la historiografía masónica venezolana porque resume de manera magistral, una serie de afirmaciones que podrán servir de guía a los estudiantes en el proceso de levantamiento bibliográfico y los respectivos seguimientos de fuentes . Este artículo que se puede clasificar como una clase magistral, fue solicitado por el nunca bien ponderado profesor Manuel Pérez Vila (1922 1991N) para el Diccionario de historia de  Venezuela, publicado en 1988. No pudo escoger mejor investigador que el doctor José Antonio Ferrer Benimelli, primera autoridad en historia de la masonería en habla hispana.

Dr José Antonio Ferrer Benimelli 
Foto E Reverón México D.F. 2010


Antes de dejar de estar con nosotros, don Manuel había publicado algunos artículos sobre la historia de la masonería en Venezuela donde mostraba su preocupación por la negativa de los masones venezolanos de aquel entonces, a permitir acceso a los documentos históricos del archivo de la Gran Logia en el Templo Masónico de Caracas ubicado entre las esquinas de Jesuitas y Maturín.

La lectura de este artículo ha sido seleccionada para los estudiantes que inician el próximo seminario de investigación histórica que tendrá lugar en el semestre impar de la Escuela de Historia de la U.C.V.. Nos hemos tomado la licencia de agregarle, entre ( ), algunos datos para fines didácticos.
                                              Eloy Reverón


Sin más preámbulos:                                           La Masonería por  JAFB.

Sus orígenes en Venezuela están  ligados a la emancipación y a los libertadores, siendo un tema complejo, oscuro y todavía (en 1988) falto de una investigación seria y desapasionada. Por lo que respecta a Simón Bolívar sabemos que perteneció, en 1805-1806, a la logia San Alejandro deEscocia de París; sin embargo, su nombre no aparece después en ninguna logia de la Gran Colombia, ni de Venezuela. Por otro lado, según el historiador Américo Carnicelli, encontramos masones no sólo en las tropas libertadoras, sino también en el ejército realista. De las llamadas logias Lautaro, Reunión Española, Caballeros Racionales (ninguna de las cuales funcionó en Venezuela) hay que decir que no eran logias masónicas, sino sociedades políticas patrióticas. No está  de ningún modo comprobado que Francisco de Miranda estuviese directamente relacionado con alguna de esas asociaciones políticas; se ha escrito también que él, personalmente, se afilió a una logia masónica regular en Filadelfia en 1783, según unos autores, o en París en 1797, según otros, pero no se han encontrado pruebas de que haya pertenecido a la masonería. En Venezuela, una de las primeras logias que existió tuvo su sede en Puerto Cabello hacia 1804-1806; así lo afirman los testimonios, algo posteriores, del arzobispo Narciso Coll y Prat y del abogado Juan Germán  Roscio; uno de los miembros de esa logia era el letrado José Gutiérrez de Rivero, y a ella concurrían oficiales del apostadero naval de aquella población. Por esa misma época se intentaba fundar en la isla de Margarita otra logia, que según Roscio era promovida por un fraile franciscano «pero fue delatada y se frustró»; tal vez era la logia San Juan de la Margarita, que según el historiador Helio Castellón fue fundada allí en 1808.
Ya iniciada en América la Guerra de Independencia, varios hispanoamericanos residentes en Cádiz  y en Londres fundaron en 1811 asociaciones secretas para contribuir a la emancipación, las cuales han sido confundidas con logias masónicas, pues adoptaron aspectos de su ritual. En Londres, entre otros, participaron Andrés Bello y Luis López Méndez; en Cádiz,  Rafael Diego Mérida, miembro de la Sociedad de Caballeros Racionales, quien regresó luego a Venezuela, vía Filadelfia, con el encargo de fundar en Caracas una sociedad filial; no se sabe si llegó a hacerlo, pero en 1813 el padre Manuel Vicente de Maya lo acusaba de haber intentado durante la Primera República «...establecer aquí una logia de Francmasones...» No hay pruebas seguras de las actividades de otras logias, como la Patria, que se dice fue fundada en Carúpano en 1814, y la Colón, que habría existido en Caracas entre 1811 y 1815. En cambio, con la llegada a Venezuela ese último año del ejército expedicionario cuyo jefe era el general Pablo Morillo, vinieron varios jefes españoles afiliados a la masonería; entre ellos Salvador de Moxó, Miguel de la Torre, Juan Bautista Pardo; la Inquisición caraqueña recibió la denuncia de que Morillo era grado 33. Entre 1817 y 1818 existían en Caracas 2 logias, una de las cuales tenía su sede en la casa del comerciante Francisco González  de Linares, cuyo hermano Manuel era también un prominente masón; el inglés John King, de paso entonces por Caracas, realizaba proselitismo masónico. Al mismo tiempo, y sin que hubiera forzosamente relación entre estas actividades, en el territorio guayanés dominado por los republicanos, un comerciante inglés, James Hamilton, crea en 1818 en Angostura la Concordia Venezolana, bajo la autoridad de la Gran Logia Provincial de Kingston (Jamaica). Entre los militares británicos  que se alistaron en el ejército republicano había varios masones, que fundaron la logia Columbiana, ya activa en diciembre de 1820, y que en febrero de 1821 celebró una sesión en Achaguas, donde estaba acantonada la Legión Británica.  En 1821, en Caracas, aparece el taller La Unión, y en Valencia la logia Concordia, ambas dependientes de la Gran Logia de Pensylvania. A partir de 1821, tras la batalla de Carabobo, se organiza la masonería venezolana instalándose  en 1822 las logias Protectora de las Virtudes en Barcelona, Perfecta Armonía en Cumaná,  Fraternidad Colombiana en Caracas, Valor y Constancia en Valencia, Unanimidad de Cartago y Bolívar, en La Guaira, todas ellas con cartas patentes de la Gran Logia de Maryland (Baltimore); en 1823 lo hacen Regeneradores en Maracaibo y Aurora en La Guaira, ésta con carta patente de la Gran Logia de Nueva York; al inicio de 1824 existen en Angostura las logias The Eastern Star of Colombia número 379 con carta patente de la Gran Logia de Escocia, y La Concordia número 792, con carta patente de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Uno de los más  antiguos libros masónicos que se publicaron en Venezuela, posiblemente el primero, fue el titulado Espíritu de los Estatutos y Reglamentos del Orden Frac-Masónico [sic] y Diccionario de todos los términos y expresiones que están  en uso para los trabajos de las Logias, impreso en Cumaná  en 1823 y redactado por Manuel José Ribas, de la logia Perfecta Armonía.
El 16 de mayo de 1824 se funda en Caracas la Gran Logia de Colombia y se instala solemnemente el 24 de junio de ese mismo año, siendo Diego Bautista Urbaneja  su primer gran maestre; su territorio, la República de Colombia de entonces, abarcaba los departamentos de Venezuela, Nueva Granada y Quito. Las logias venezolanas que de inmediato pasaron a formar parte de la obediencia de esta Gran Logia, fueron Protectora de las Virtudes (Barcelona), Perfecta Armonía (Cumaná),  Unanimidad de Cartago (La Guaira), Concordia (Valencia), Unión (Caracas), Fraternidad Colombiana (Caracas), Virtud Premiada (Carúpano), Regeneradores (Maracaibo), Libertad (Puerto Cabello), Valor y Constancia (Valencia), Bolívar (La Guaira), Guaira (La Guaira) y Concordia Colombiana (Caracas); a éstas se añadieron pronto otras como Concordia Venezolana (Angostura), Unión Filantrópica (Coro), Amistad (Barquisimeto), Aurora (San Felipe), San Juan de la Constancia (Guanare) e Hijos de Colón (El Tocuyo). Paralelamente, el Supremo Consejo de Nueva York, presidido por José Cernau, envió en 1823 patentes a 3 capítulos de Cumaná,  Barcelona y La Guaira. A mediados de la década de 1820 la actividad masónica se hizo muy conspicua en Caracas. El Cabildo Eclesiástico  de la catedral observaba con alarma que durante un entierro celebrado en diciembre de 1824 en la iglesia de San Pablo se habían visto insignias masónicas. En 1825, el masón brasileño José de la Natividad Saldanha  1795-1830), residente en Caracas, publicaba un folleto anticatólico dedicado al masón venezolano Juan de Escalona, e incluía en la dedicatoria símbolos de esa asociación (publicado en Caracas : Imprenta de Tomás Antero, 1826. - 15 p. ; 20 cm. ). Después de la crisis política debida a La Cosiata y del atentado contra su vida en Bogotá,  el Libertador Simón Bolívar, por decreto dado en esa ciudad el 8 de noviembre de 1828, prohíbe las asociaciones y confraternidades secretas (…sea cual fuere su denominación), clausurándose  inmediatamente todas las logias masónicas existentes en las diferentes ciudades de la República. Poco después, al separarse Venezuela de la Gran Colombia, el 22 de septiembre de 1830, los masones venezolanos se reorganizaron en Caracas, de forma independiente, fundando la Gran Logia de Venezuela (1838), bajo la Gran Maestría de Diego Bautista Urbaneja; año y medio después los masones venezolanos, que se encontraban investidos del grado 33 de la masonería escocesa, resolvieron constituir el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Venezuela, y a tal efecto se reunieron en Caracas el 4 de mayo de 1840, siendo elegido como soberano gran comendador José Antonio Páez,  entonces presidente de la República. El Supremo Consejo de Venezuela, unido a la Gran Logia de Venezuela, constituyeron en Caracas, el 31 de enero de 1841, el Gran Oriente Nacional de Venezuela; el general Carlos Soublette fue su primer gran maestre. El 11 de julio de 1841 se procedió a la instalación, en la Gran Logia de Caracas (Funcionaba en el n 12 de la esquina de Traposos, propiedad de don Manuel Felipe Tovar), de las nuevas autoridades masónicas; encabezaba la lista impresa el gran maestre Carlos Soublette, acompañado de Diego Bautista Urbaneja y Tomás  J. Sanabria; seguían el secretario, José Ignacio Chaquert, el gran orador, Pedro Núñez de Cáceres,  el vigilante José María Lovera, el tesorero J. Theodor, el guardasellos Felipe Esteves,  los maestros de ceremonias Roberto Basalo y José de Austria, el hospitalario José Manuel Morales y los expertos Juan José Conde,  Esteban Escobar, Gerónimo Pompa y José María de las Llamozas; el impresor, también masón, era George Corser. En 1843, la Gran Logia de Venezuela reagrupaba los talleres Perfecta Armonía número 2 (Cumaná),  Unanimidad número 3 (La Guaira), La Unión número 5 (Caracas), Concordia número 6 (Caracas), Libertad número 11 (Puerto Cabello), Unión Filantrópica número 12 (Coro), Concordia número 13 (Valencia), Regeneración número 15 (Maracaibo), América número 17 (Caracas), Restauración número 23 (Río Chico), Caracas Madre número 24 (San Fernando de Apure), Tolerancia número 25 (San Felipe), Aurora de Petare número 26 (Petare), La Paz número 27 (Valencia), Unión de Baúl número 28 (El Baúl), Independencia número 30 (Puerto Cabello) y Victoria número 31 (Nirgua). En 1847 se produjo una escisión en la masonería venezolana, al ser creado un Gran Oriente disidente. Puesto que muchos miembros de la élite pertenecían a la masonería, los enfrentamientos políticos repercutían en el seno de esa institución; además  de Páez  y Soublette, fueron también masones el general Santiago Mariño(Cargo de Gran Comendador  1849 1850) y los presidentes José Tadeo y José Gregorio Monagas. Por otra parte, desde mediados del siglo XIX el progresivo debilitamiento en Venezuela del poder temporal de la Iglesia católica y la creciente, aunque no muy intensa, secularización de la sociedad venezolana permitieron un mayor desarrollo de las actividades públicas de la masonería, si bien las sesiones o «tenidas» de las logias conservaban su carácter  secreto, reservadas a los iniciados. Empezaron a ser edificados templos masónicos que ostentaban en la fachada los símbolos de la orden, como el de La Guaira, inaugurado en 1853. El joven Antonio Guzmán  Blanco pronunció uno de sus primeros discursos en las exequias masónicas del general Santiago Mariño, fallecido en 1854. En 1861 se reimprimió en Caracas el Diccionario masónico razonado. Todo esto no significaba que la oposición de la Iglesia hubiese cesado: en 1863, cuando José Félix Blanco (Ocupó el cargo de Gran Comendador 1850 1851 obtuvo del papa Pío IX la rehabilitación como sacerdote, una de las condiciones que se le impusieron fue la de abjurar públicamente de la masonería. Después de terminada la Guerra Federal se produjo la reunificación de los 2 grandes sectores de la masonería (cuando gobernaba otro presidente perteneciente a ésta, el mariscal Juan Crisóstomo Falcón), el 30 de abril de 1865, adoptando el nombre de Gran Oriente Nacional de Venezuela y bajo la Gran Maestría de Ramón Díaz; este Gran Oriente comprendía una Gran Logia, un Gran Capítulo, un Gran Consistorio y un Supremo Consejo. Desde 1863, un grupo de masones de la logia Esperanza de Caracas, entre quienes figuraban Isaac Pardo y Casiano(Casimiro) Hernández,  había constituido la Sociedad del Templo Masónico y empezaron a recabar dinero y a adquirir lotes de terreno, a fin de edificarlo, entre las esquinas de Jesuitas y Maturín; la primera piedra fue colocada en septiembre de 1864, con discursos de Fernando Arvelo (Ocupó el cargo de Gran Maestro para el período 1869 1873) y de Pardo( Isaac J. ocupó el cargo de Venerable Maestro durante el primer período de la fundación de la logia Esperanza N 37 de Caracas 1853 1854) ; como el acto fue público, el segundo de esos oradores se valió de la oportunidad para exponer los postulados y objetivos de la institución a la cual pertenecía; los trabajos se prosiguieron durante los años siguientes. Durante el régimen de Antonio Guzmán  Blanco (1870-1887), la masonería se fortaleció y se extendió en Venezuela; con el apoyo decisivo de ese presidente fue concluida la construcción del templo masónico de Caracas, inaugurado por él el 27 de abril de 1876. Las logias lo declararon «Gran Protector de la Institución Masónica en Venezuela», y como tal tuvo que enfrentar el cisma que se produjo en 1882 y que quedó resuelto en 1884. A fines de 1882 componían la masonería venezolana, según las denominaciones de la época, un Superior Consejo del Grado 33, con 48 miembros; un Gran Consistorio con 54 príncipes; un Consejo de Caballeros Kadosch con 88 miembros; un Soberano Consejo con 40 príncipes rosacruces; una Gran Logia con 60 hermanos; y 750 masones regulares pertenecientes a 19 logias simbólicas. Varios de los presidentes de la República que sucedieron a Guzmán  Blanco hasta fines del siglo, como Raimundo Andueza Palacio(Ocupó el cargo de Gran Comendador 1885 1888) y Joaquín Crespo (Ocupó el Cargo de Gran Comendador 1894 1898), pertenecían también a la masonería. Con la llegada de Cipriano Castro al poder en 1899 ésta perdió gran parte de su influencia en las altas esferas del Estado, aunque el presidente hizo restaurar en 1904 el templo de Caracas, que había sido afectado por el terremoto de 1900. «Las logias, -escribe el historiador Hello Castellón-, dejaron de ser puntos de atracción social y política». La misma situación prevaleció durante el régimen de Juan Vicente Gómez quien, sin perseguir a la masonería como institución, tampoco la favoreció. El 18 de agosto de 1916 el Gran Oriente Nacional de Venezuela se disolvió dando nacimiento a dos organizaciones diferentes: el Supremo Consejo 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y la Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela. Todavía hubo nuevas escisiones; en 1919 una Gran Logia Soberana de Puerto Cabello se constituía a partir de 7 logias de las regiones al norte del Orinoco; este cuerpo que todavía subsiste, se dividió a su vez en 1920, al crearse la Gran Logia Simbólica de Oriente, que se ubicó en Ciudad Bolívar y duró hasta 1923, controlando las zonas sur del Orinoco y los estados orientales. Finalmente, aquellos masones que no habían aceptado la disolución del Gran Oriente Nacional de Venezuela lo reconstituyeron alrededor de 8 talleres, entre ellos Regeneradores de Maracaibo. La Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela contaba 32 logias en 1932, y 37 en 1947; en 1952 reagrupaba 77 logias y 5 triángulos,  de las que 15 logias estaban en Caracas. Por su parte 2 logias tenían sus sedes en las Antillas Holandesas: La Acacia número 68 (Curazao) e Hiram (Aruba). En agosto de 1956, una convención celebrada en el templo de Caracas, con representantes de 72 logias, aprobó una constitución destinada a promover la unidad, a la cual se adhirieron luego otras 28; pero en octubre de 1957 surgieron nuevas discrepancias que impidieron un total acuerdo. En septiembre de 1984, según datos de Hello Castellón «...la confederación masónica venezolana llegó [...] a la cifra de 107 logias activas...» La Gran Logia de la República de Venezuela sostiene relaciones con todos las Grandes Logias regulares del mundo y es miembro de la Confederación Masónica. El único presidente de la República durante el siglo XX de quien se sabe que perteneció a la masonería fue Raúl Leoni.    J.A.F.B.

BIBLIOGRAFÍA: Anotaciones históricas sobre la masonería en Carúpano desde 1814 hasta 1918. México: Editorial Menphis, 1962; AZANCOT, MOISÉS H. Polémica masónica-religiosa. Maracaibo: Imprenta Moderna, 1909; CARNICELLI, AMÉRICO. La masonería en la independencia de América, 1810-1830. Bogotá:  Cooperativa Nacional de Artes Gráficas,  1970. 2 v.; CASTELLÓN, HELLO. Guía histórica de la masonería venezolana. Caracas: Lito-Jet, 1985; FERRER BENIMELI, JOSÉ A. Los archivo secretos del Vaticano y la masonería. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1976; --. Bibliografía de la masonería: introducción histórica: confrontación con la Iglesia. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1974; --. Masonería e Inquisición en Latinoamérica en el siglo XVIII: estudio histórico. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1973; Folleto histórico masónico. Caracas: Logia Hermes, 1960; GAETE C., ERNESTO H. Inicios orgánicos  de la masonería escocesa en Venezuela. Caracas: Ediciones Lautaro, 1992; NAVARRO, NICOLÁS EUGENIO. La Iglesia y la masonería en Venezuela: estudio histórico. Caracas: Editorial Sur-América, 1928; REVERÓN, ELOI. Influjos masónicos en la instauración del matrimonio civil en Venezuela. Caracas: Editorial Masones Unidos, 1990; ROMERO, CELESTINO. Raíz histórica de la masonería en Venezuela. Caracas: Empresa El Cojo, 1957; La situación masónica en Venezuela [Informe]. Caracas: Gran Logia de la República de Venezuela, 1980; SUBERO, JESÚS MANUEL. [La más  antigua logia masónica en Venezuela]. Pompatar: s.n., 1978; Sucinta relación histórica de la masonería en Venezuela. Caracas: Valentín Espinal, 1852; URQUIZA GUERRA, O. SERGIO. Nuestro querido hermano Simón Bolívar. Coro: Ediciones Fraternidad, 1983; VALDIVIESO MONTAÑO, ACISCLO. Introducción a la masonería en Venezuela. Caracas: Tipografía Americana, 1928; --. Un capítulo de historia masónica venezolana. Caracas: Editorial Patria, 1930.


Ferrer Benimelli José Antonio (1988) “Masonería” en: Diccionario de Historia de Venezuela, Caracas, Fundación Polar, vlo 2 ,(ISBN-199806100166) 3 Vols 26 cm