Hace pocos días recibí una consulta de parte de un investigador interesado en el tema de las Sociedades Secretas y la Independencia de Hispanoamérica. Algo así como la influencia de la Masonería en la Independencia. Le pareció poco común mi punto de vista al respecto, sobre todo porque comencé preguntándole - ¿cuál independencia?, - Un Estado es independiente cuando no le rinde tributo a otro Estado. Se dice que Venezuela obtuvo la Independencia política de España después de Carabobo, sin embargo se mantuvo pagando a los Bancos europeos durante un siglo, la deuda que contrajo para pagar las armas y los legionarios que contrató para la guerra. Esa deuda externa se convirtió en una forma de tributo que hubiera sido deuda eterna, si al general Gómez no se le ocurre pagarla con la renta petrolera, al terminar la Guerra de los Cien Años. En este sentido tendría que darle la razón a los aduladores del Benemérito que destacaban que había él había liberado la economía venezolana del yugo de la deuda.
Además de ajustar la diferencia entre emancipación e independencia conviene fijar otra reflexión que ya está expuesta en mi libro El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana, donde ilustro la manera como la oligarquía española satanizó a las sociedades secretas y Franco a la Masonería como responsables de la desmembración del Imperio Español. Pero a pesar de todos los mitos, un baño de sangre tan inmenso no resulta cónsono con una fraternidad que se auto denomina obreros de la Paz, que se declara al margen de los asuntos políticos y religiosos, además de respetuosa de las leyes del país donde exista. Pero lo que resulta más increíble es que una conflagración social semejante hubiera sido planeada y ejecutada por un centenar de jóvenes escondidos en un oscuras cámaras practicando rituales caballerescos.
Igual sucede con la vinculación de los próceres de la " Independencia" como una liga de masones unidos por juramentos secretos que solo tienen espacio en las historias novelescas de un Rumazo González. Porque la Historia Fabulada de don Pancho Herrera Luque, que aclara con erudición los detalles históricos que harían posibles a sus personajes ficticios, jamás menciona a la Masonería envuelta en algún conciliábulo ni conspiraciones.
De hecho, aún después de 54 años de decretado el natalicio de Miranda como día masónico nacional, ninguno de los masones mirandinos ha encontrado un triste papelito que pudiera vincular al Precursor con la Orden de la Escuadra y El Compás. El mismo Libertador que tuvo una pasantía masónica en París; años más tarde le confirmaba al masón Perú de la Coix que esa experiencia le bastó para alcanzar el grado de maestro, pero que en Colombia ese tipo de sociedades no servían para ganarse partidarios porque no estaban acorde con la naturaleza religiosa de nuestra gente católica por excelencia.
Aunque los estudios académicos demuestren que la organización masónica en Venezuela es más una consecuencia que una causa de la Independencia. Existe un sector de la Masonería Venezolana que asume el culto a los héroes como un asunto de creencia religiosa, a quienes jamás podrá convencer de que ese tipo de afirmaciones requieren de un respaldo histórico que no encontraron en cincuenta y cuatro años que el doctor José Tomás Uzcátegui declaró a Miranda Masón y a su natalicio Día Masónico Nacional.
Además de ajustar la diferencia entre emancipación e independencia conviene fijar otra reflexión que ya está expuesta en mi libro El Fantasma de Bolívar en la Masonería Venezolana, donde ilustro la manera como la oligarquía española satanizó a las sociedades secretas y Franco a la Masonería como responsables de la desmembración del Imperio Español. Pero a pesar de todos los mitos, un baño de sangre tan inmenso no resulta cónsono con una fraternidad que se auto denomina obreros de la Paz, que se declara al margen de los asuntos políticos y religiosos, además de respetuosa de las leyes del país donde exista. Pero lo que resulta más increíble es que una conflagración social semejante hubiera sido planeada y ejecutada por un centenar de jóvenes escondidos en un oscuras cámaras practicando rituales caballerescos.
Igual sucede con la vinculación de los próceres de la " Independencia" como una liga de masones unidos por juramentos secretos que solo tienen espacio en las historias novelescas de un Rumazo González. Porque la Historia Fabulada de don Pancho Herrera Luque, que aclara con erudición los detalles históricos que harían posibles a sus personajes ficticios, jamás menciona a la Masonería envuelta en algún conciliábulo ni conspiraciones.
De hecho, aún después de 54 años de decretado el natalicio de Miranda como día masónico nacional, ninguno de los masones mirandinos ha encontrado un triste papelito que pudiera vincular al Precursor con la Orden de la Escuadra y El Compás. El mismo Libertador que tuvo una pasantía masónica en París; años más tarde le confirmaba al masón Perú de la Coix que esa experiencia le bastó para alcanzar el grado de maestro, pero que en Colombia ese tipo de sociedades no servían para ganarse partidarios porque no estaban acorde con la naturaleza religiosa de nuestra gente católica por excelencia.
Aunque los estudios académicos demuestren que la organización masónica en Venezuela es más una consecuencia que una causa de la Independencia. Existe un sector de la Masonería Venezolana que asume el culto a los héroes como un asunto de creencia religiosa, a quienes jamás podrá convencer de que ese tipo de afirmaciones requieren de un respaldo histórico que no encontraron en cincuenta y cuatro años que el doctor José Tomás Uzcátegui declaró a Miranda Masón y a su natalicio Día Masónico Nacional.